Tomada ya su decisión (no más quimioterapia), nos propusimos a
que íbamos a tratar de que la vida dentro de casa fuera lo más normal
posible, por nuestra salud mental y la de los niños, nos íbamos a centrar en el
HOY, nada de planes a meses y esas cosas, además reconfiguramos el
plan alimenticio (como lo menciono en el blog pasado) y lo hicimos lo más
estricto posible, evitando al 100% las azúcares procesadas, grasas
saturadas, carnes y embutidos y enlatados, todo aquello que es alimento para el
cáncer dejó de existir en casa para todos, nadie seríamos punto de tentación
para alimentar al "gremlin" como lo comenzamos a llamar, en vez de
tumor.
Adrián cumplía todos los días un plan alimenticio y
emocional casi como un ritual diario
que era más o menos así (espero recordarlo todo jeje):
Por la mañana:
Se levantaba y se tomaba la temperatura (era un ritual de 3 veces al
día) y bebía un vaso de agua carbonatada con limón.
Después iniciaba el desayuno, huevo con espinacas, frijoles de la olla,
acompañado de jugo verde (naranja, espinaca, alfalfa, berro, perejil. Podían
ser todos o combinados) o jugo rojo (frambuesa, fresa, arándano rojo, arándano
azul, zarzamora.) Con dos rebanadas de pan de linaza o dos tostadas horneadas.
También una ración de fruta de su elección con una granola que yo misma
mezclaba para él. Todo esto constituía su desayuno con ciertas variaciones pero
básicamente era su desayuno todos los días (y hasta la fecha la mayor parte del
tiempo). Después preparábamos su merienda que llevaría al trabajo, sí, al
trabajo.
Ésta consistía en casi dos tazas de uva red globo con
semilla y una bolsita tipo ziploc con granola.
Medio día:
A la hora de la comida, (un ejemplo) le preparaba atún en trozo
(natural, no enlatado) a la plancha forrado de ajonjolí, una ensalada mixta,
espárragos con aceite de oliva y lo acompañaba con guacamole con granada, etc.
Merendaba fruta.
En las tardes nos salíamos a caminar con los niños a un parque.
En la noche:
Cenaba su cereal con granola, leche de soya y algo de fruta. Toda
el agua que consumía en el día estaba carbonatada con una pizca, y también
consumía tres veces al día una cápsula de wobe mogus.
Los días que le tocaba aplicar su inyección de Iscador(esto era un día si uno
no, en el área abdominal) se la aplicaba al rededor del medio día y
debía estar abrigado.
Los martes en la mañana después de desayunar asistía a su grupo de ayuda
para personas con cáncer, donde les impartían cursos de varios temas que iban
desde religiosos, hasta de tanatología, los cuales ayudaron mucho al nuevo
estilo de vida que estábamos llevando, yo lo llegué a acompañar varias veces y
conocimos muchas amiguitas que algunas luchaban contra el cáncer y otras que ya
lo habían superado pero asistían a seguir tratando la parte psicológica y por
su tratamiento de Iscador.
Los demás días de la semana asistía a su trabajo normal y regresaba
temprano para comer, el mantener el metabolismo en óptimas condiciones
recibiendo siempre los nutrientes necesarios es muy importante para la
reconstitución del cuerpo humano. Un cuerpo que no recibe dichos nutrientes
comienza a perder vitaminas, minerales y enzimas, que a largo plazo demuestran
el deterioro físico. En el caso de Adrián, yo siempre le decía: “si la quimio
quita, nosotros ponemos y si ella quita dos, nosotros pondremos tres”. Así que
prácticamente en un lapso de tres meses de estar completamente calvo y pálido
volvió a tener cabello obscuro y hermoso, de ser lacio se convirtió en chino,
lo cual era motivo de muchas alegrías en casa.
Al llegar febrero parecía que esa pesadilla se comenzaba a transformar.
El mes de diciembre que había estado destinado por su ex doctor como el fin de
la vida fue al contrario, se convirtió en un mes de júbilo por que sus
marcadores si bien estaban subiendo un poco nunca llegaron a los miles que el
oncólogo Pedro Solano había pronosticado.
Cada día era motivo de alegría, salía el sol y al levantarnos dábamos
gracias a Dios por ese nuevo día, también me preguntaba yo si ese día sería el
día que empezarían a llegar las molestias en su cabeza o sus pulmones o en
cualquier lado donde el doctor nos había dicho podían aparecer, mostrando así que el cáncer
continuaba su crecimiento… Nos acostábamos y dábamos gracias por ese otro día
de vida, de vida plena, de vida sin dolor, de vida con amor.
Para febrero del 2012 en una consulta con su nuevo Inmuno-Oncólogo
Antonio Meneses que lo trataba con Iscador desde octubre del 2011 nos mencionó
que no nos preocupáramos porque los marcadores siguieran aumentando, pero para
mí eran los marcadores la única manera de medir la efectividad del tratamiento.
Él nos explicó que cuando hay destrucción de la bhcg (marcador tumoral para cáncer
testicular) también puede aumentar éste, o sea que también cuando se destruye a
veces se eleva. Así que dada la respuesta le pedí que me demostrara que el
tratamiento funcionaba y entonces él propuso un estudio de imagen y yo sugerí
un PETCT en la UNAM ya que en mi opinión es el lugar más neutral para
realizar este estudio. Así que el 14 de febrero del 2012 se realizó el estudio
PET en la ciudad de México.
15 días después teníamos un resultado bastante favorable, el tumor había
tenido crecimiento prácticamente nulo, es decir, no creció nada, ni había
metástasis en otros lados, nos sentimos felices, súper contentos, ¡era la mejor
noticia del año!
Marzo del 2012 Evento de beneficencia en "Cortijo los Fernández" |
A principios de abril, Adrián comenzó a sentir molestias en la pierna
izquierda, curiosamente era el mismo lado donde el tumor se alojaba, a mí eso
me preocupó y le propuse que era hora de hacerse una tomografía para medir el
crecimiento ya que en este tipo de tumor es muy común las rápidas metástasis
que genera y si ya de por sí era milagroso que con tantos meses sin
quimioterapia siguiera el tumor en el mismo sitio, sería más milagroso que ese
dolor no tuviera nada que ver con el tumor. Como el estudio de tomografía no es
nada barato decidí hablar con el Jefe de Dirección Médica de ese entonces para
saber si era posible que le hicieran el estudio ahí, él me contestó que claro
que sí, que con mucho gusto él nos asignaría un nuevo doctor para las
prescripciones y cualquier estudio que fuese necesario, porque finalmente era
nuestro derecho recibir todo lo necesario dentro de la institución.
El lunes 23 de abril llegamos al Centro Médico con la ilusión de que el
estudio de tomografía se ordenara ahí y no tener que pagar por él, ya que
sostener el tratamiento de Iscador era bastante difícil y una tomografía hecha
en el IMSS nos iba a servir mucho al bolsillo.
Cuando llegamos al CMNO, nos recibió el Jefe de Dirección Médica y nos
dijo que nuestro nuevo doctor ya estaba enterado del caso de Adrián y que
esperaba que fuera más comprensivo que el último.
Ese día conocimos al Dr. Alan Hernández, Radioncólogo y Jefe de Radio
Neurocirugía, conoció a Adrián y simplemente no podía creer lo que veía. No
daba crédito al hombre enterito que estaba parado frente a él y en las
condiciones óptimas que se encontraba. Recuerdo que hizo la comparación de que
traer ese tumor en retroperitoneo sin que hubiera ido a ningún otro lado en
tantos meses (porque hablar de 7 meses sin quimioterapia es demasiado para un
coriocarcionoma testicular) que era similar a tener una granada SIN casquillo
dentro y no haber estallado.
Era sorprendente y nos preguntó qué habíamos estado haciendo estos
últimos meses. Le contamos sobre el Iscador e inmediatamente se mostró
escéptico, cosa que a nosotros no nos importaba, teníamos en mente una
tomografía. Platicamos acerca de por qué dejamos el CMNO por tantos meses y le
rogamos comprensión para ese caso tan especial y él amablemente nos contestó
que para un caso tan especial requería de una mente muy abierta, lo cual nos
hizo una sonrisa de oreja a oreja. Parecía que habíamos caído en las manos
correctas. Y de nuevo empezó la conversación más o menos así:
Doctor: Y entonces cuéntenme qué pasa, ¿por qué están aquí?
Yo: Es que desde hace unos días Adrián está teniendo dolor en su pierna
y yo me temo que tenga que ver con el crecimiento del tumor.
Doctor: a ver, préstame sus estudios del PETCT. (Los revisó)
Olvídate de la pierna, eso debe ser una hernia o adherencias. Pero… ¿por
qué no te han operado? –se dirigió a Adrián-
Yo: (con los ojos cuadrados no daba crédito a lo que escuchaba) doctor
no sabe lo que yo he estado buscando la cirugía, el problema es que nadie
quiere operarlo y pues ya no sabíamos que hacer, ¿usted cree que se tiene que
operar?
Doctor: ¡pero claro!, ve, el tumor no ha ido a ningún lado, ¿no te
parece que dice: ¡sáquenme, sáquenme!?
Yo: (incrédula) ah ya sé, pero quiere que antes Adrián tome quimioterapia.
Lo cual no va a pasar porque Adrián ya no quiere quimioterapia, está cansado.
Doctor: NO, yo no quiero que se de quimioterapia, ¿para qué? si no le
sirve.
Yo: a ver, a ver, ¿está diciéndome que está proponiendo cirugía así sin
más?, ¿no hay quimio, antes, no hay quimio después?
Doctor: no, así sin más, cirugía, ese es el tratamiento.
Adrián y yo nos volteamos a ver, después de tanto esperar por fin
llegaba ese soplo de esperanza de deshacernos del “gremnlin”, y ¡claro!, era
verdad, estaba ahí esperando a ser sacado.
Le pregunté al doctor que si teníamos que regresar a Oncología Clínica a
pedir la cirugía y me contestó que no, que eso le correspondía a Urología.
Yo: ¿Urología? (me salieron orejas de burro, ¡todos estos meses la
respuesta de nuestras plegarias había estado a la vuelta de la esquina y yo sin
saber!)
Doctor: si, Urología
Yo: pero… yo conozco a un urólogo que está aquí, es el Dr. Ismael Arana
Doctor: ¿a Ismael Arana?
Yo: si, él lo operó del testículo en el 2006, él conoce el caso.
Doctor: pues tienen mucha suerte porque él es el jefe de Urología y el
mejor Urólogo que tiene el Centro Médico, el problemita es que él ya no opera.
Si logras que lo haga sería magnífico, esa cirugía es bastante riesgosa pero en
manos de él digamos que todo saldría bien.
Antes de salir le recomendó que si él fuera Adrián se compraría un
billete de lotería, ¡con la suerte que tienes, seguro te la sacas!- dijo.
Wow yo no me creía
todo lo que sucedía, a ver, mente en claro. Vamos por una tomografía al IMSS y
salimos con cirugía, y no solo eso, está la posibilidad de que pudiera ser una
cura, si claro, el doctor nos explicaba que de la manera que se estaba
comportando había una pequeñísima posibilidad de que fuera una cura, que a este
punto todo se podía esperar, y ¿por qué no?, nosotros no íbamos por cirugía, y
claramente Dios nos estaba abriendo el camino.
Salimos del consultorio del doctor Alan atónitos, sorprendidos…
sorprendidísimos.
¿Qué era todo esto?, antes rogábamos por una cirugía, nos resignamos a
que eso nunca iba a suceder y ahora teníamos en la mano la orden de evaluación
para una posible resección de tumor. Y lo mejor, Adrián se había ilusionado con
la posibilidad de vivir sin ese huésped incómodo. Así que me propuse a que no
importa que sucediera iba a convencer al Dr. Arana de que él tenía que realizar
la cirugía, finalmente Dios lo había vuelto a elegir para ser parte de nuestra
lucha.
Subimos al piso 5 de la torre de especialidades y esperamos en una banca
comentando lo raro de todo lo que nos estaba sucediendo, abrazaba a Adrián y
platicábamos de lo curioso que era que después de 6 años ahí estábamos otra vez
como al principio, esperando al doctor Arana.
Del pasillo apareció el doctor, nos levantamos a encontrarlo y se
detuvo, le dije, ¡hola doctor!, ¿se acuerda de mí?-me vió- y por un instante
pensó -se rió- me dijo, si,
sólo que ya no eres una niña, -se me hizo una sonrisa de oreja a oreja- le contesté que los años
no pasaban en balde - se rió-
Nos saludamos con
mucho gusto, abrazó a Adrián y nos preguntó ¿por qué nunca habíamos regresado?,
lamenté la confusión. Y me disculpé argumentando ignorancia (lo cual es
verdad).
Años atrás en el 2006 él nos transfirió con el Dr. Gilberto Morgan para
su tratamiento de quimioterapia, el
procedimiento indica que después del tratamiento, el doctor Morgan debió
regresar a Adrián con el doctor Arana para sus chequeos de rutina, marcadores y
tomografías. Nunca sucedió, así que cuando esto comenzó en el 2011 nosotros no
supimos que las decisiones de su caso se debían tomar en forma conjunta entre
Urología y Oncología clínica.
Nos pusimos al día en cuanto a todo el expediente clínico, y le dije que
buscábamos la cirugía propuesta por el Dr. Alan Hernández, de inmediato estuvo
de acuerdo.
Le pregunté que si él haría la cirugía y me dijo que él ya no operaba
pero que iba a designar a alguien de toda su confianza, alguien que era muy
bueno.
Le contesté un simple NO. Que lo
hizo voltear su mirada hacia mí, ojo con ojo, le dije que no aceptaba un NO, le
hice una remembranza de todo lo que habíamos pasado para ese día estar ahí
frente a él, le pregunté si no le parecía mucha coincidencia, o que si no le
parecía que Dios lo estaba poniendo de vuelta en nuestra vida con un propósito
muy peculiar, salvar la vida a mi esposo, ¿no le parece curioso?-le dije, ¿no
le parece algo como de Dios?
Dr. Ismael Arana Limón, Jefe de Urología CMNO |
No me contestó nada, volteó, tomó el teléfono y pidió le programaran una
cirugía. Yo quería llorar. Ahí estábamos otra vez luchando, haciéndolo todo…
todo lo que fuera posible con tal de que mi Adrián estuviera bien. Mientras el
doctor hablaba por teléfono y trataba de buscar una fecha le pedí a Dios que si todo iba a estar bien que la
cirugía fuera el día 7, el 7 es un número que bíblicamente está asociado con la
presencia divina, yo no sabía si 7 era fin de semana (los cuales no programan
cirugías) no sabía ni cual 7, si de junio o de mayo o de julio, yo no sabía
nada, solo pedí un 7
Volví al momento y ahí estaba el doctor hablando por teléfono.
Si, el día 5 de mayo- si ok- prográmame un paciente – ¿no va a estar el
Dr X? (no recuerdo el nombre, alguien que me supongo quería que lo acompañara
en la cirugía) –ummm ok ¿a ver, el 7?.... ¿si?, ok prográmame el paciente para
el 7 de mayo del 2012.
Ahí estaba. ¿Qué más podía pedir?, ese día se programó todo lo que se
necesitaría, la cirugía sería casi en menos de 2 semanas y había muchas cosas
por hacer. Estábamos felices, contentísimos, le contamos a nuestra familia y todos
se pusieron muy contentos.
El día de la cirugía llegó, Adrián estaba muy preparado, estaba decidido
a salir de esa cirugía limpio, estaría limpio después de más de año y medio de
batalla continua y eso lo entusiasmaba y a mí también. En un momento de la
cirugía salieron a preguntarme si podían retirar un riñón, ya que el tumor se
estaba nutriendo de la vena renal y había dos opciones, o se retiraba el riñón
o quedaba una parte del tumor, y como Adrián fue bastante claro en hacerme
saber que no importaba que pasara el quería salir limpio de la cirugía,
entonces tomé la decisión de que se retirara su riñón, finalmente con la
alimentación que llevaba no tenía yo ninguna duda de que el otro riñón iba a
estar bien y él también. Antes pregunté si no había más metástasis a lo que me
respondieron que aparentemente era la única y que yéndose el riñón no quedaría
nada. La cirugía se realizó con éxito, al salir el doctor lo abracé con mucho
júbilo y le agradecí infinitamente darle otra oportunidad a mi esposo.
6 de Mayo del 2012, un día antes de la cirugía. |
-sonreí- Ese asunto
fue lo que nos trajo aquí, que ironía…
Todo salió bien y en 4 días estábamos en casa con toda la felicidad y
con muchas esperanzas de estar empezando una nueva vida con mi Adrián limpio,
libre de Cáncer… Rezábamos porque todo esto hubiera sido el fin de la
pesadilla, en junio volvería a hacerse marcadores para saber si había
funcionado así que nos relajamos y positivamente esperamos junio.